jueves, 3 de octubre de 2013

Carta del virrey conde de Monterrey

Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, V Conde de Monterrey, fue virrey, gobernador y capitán general del reino de la Nueva España de 1595 a 1603.
Durante su gobierno, piratas ingleses al mando de William Parker, sorprenden y asaltan Campeche la noche del 21 de septiembre de 1597.
En el desarrollo del ataque, los piratas contaron con la colaboración de un vecino de la villa, Juan Venturante, de nación italiana, quien se encarga de mostrarles un camino por donde podían "entrar sin ser sentidos". Gracias a eso lograron apoderarse de la plaza fuerte de la villa, aunque más tarde los alcaldes lograron reorganizar a la población para llevar a cabo un agresivo contraataque.
En el Archivo General de Indias, se conserva una carta del virrey en la cual da cuenta del suceso, mencionando el origen de Venturante, la cantidad de enemigos y los daños que ocasionaron en el puerto.
Información más detallada al respecto de lo que aconteció en el transcurso del asalto la da Diego López de Cogolludo, en su obra Historia de Yucatán.
A continuación, la paleografía del documento antes mencionado:

Archivo General de Indias, MEXICO, 23, N.82 - 5

Este año a habido en estas partes [Rezdor
de que, algunos navíos de ingleses que a anda
do en la costa de Santa Marta y cavo de Sant
Anton y corrientes havian de hazer en los luga
res marítimos algún daño y aunque mande
prevenir con tiempo para que en toda la costa
hasta Yucatan, se biviese con cuydado:
y bigilancia en Campeche lugarejo marí
timo de aquellas Provincias se allego a la 
playa, un navichuelo y echo de noche
en tierra cossa de cinquenta ingleses y
matando algún hombre vinieron con la 
noticia que les dio un venturado de nación
ytaliano que havia sido allí vezino al
pueblo por tierra y le saquearon muy a su
salvo matando a pocos y prendiendo a [tres]
personas particulares con las quales y la
presa se retiraron, el rovo y daño
según las Relaciones que e tenido fue
pequeño pero de alguna consideración
por haver tomado allí el cosario un barco
del trato en que venia dinero aunque poco
y cantidad, de ropa, de particulares
y la Mayor parte según escriven de los
tributos de Vuestra Merced temo que a de inportar 
algunos millares de pesos la perdida y no e
podido apurar hasta ahora lo cierto del
balor espero que me lo escriva el nuebo
governador don diego de Velasco Cos despues
a llegado pretendieron quemar la iglesia 
y pueblo y se entiende que lo hizieron sino
les hubieran herido mal al capitán
del navio los pocos vezinos y forasteros
que hicieron rostro con sus arcabuzes pasa
das algunas oras, hizieron lo, bien
en esto y despues en salir cosa de quarenta
dellos en un barco a buscar el navio con el
mismo disignio que consiguieron, toparon le
y jusgando que se va, algún barco de Mercancia
enviaron ellos un patache con pocos mosqueteros 
dexo se la barca, abordar del sin mostrar 
defensa y luego peleo con ellos y les tomo el 
patache matando nueve ingleses y prendi
endo cinco según parese por la relación que
tengo algunos de los prisioneros an ya llegado
al fuerte de San Juan de Ulua con lo qual y haver
se Rescatado los que yban presos les parese
a los de  Campeche que an buelto a Recobrar 
opinión y algún consuelo y yo procuro dar
sele socorriendo los con polvora municiones
y otras cosas nescesarias para que estén despa
estos y con buen animo y gusto a otra, oca
sion que se les pueda ofrecer y lo mesmo havia
hecho Antes enviando les las municiones
me havian pedido en esta gobernación
de la Nueva España no tocaron los cosarios
y en los vezinos solo hubo este subseso y haver
se perdido muchos días antes del una
barca del trato con una lancha que enbio
a ella otro navio que en el dicho cavo de bivientes
estaba surto mas entraron en ella pocos
ingleses para asegurar la y dexaron
dentro algunos españoles y esto fue ocasión
de alzarse y matar y prender a los ingleses
y Recobrar la barca con que a Ruinaron a
Campeche y de allí enviaron dos o tres
de los presos los quales y los de ahora todos
son gente de mar y común y que pudieran
escusar de enbiarlos aca, tomandoles
las declaraciones de que no Resulta cossa
de substancia enbarazolos el Santo Oficio y 
los detiene, no se quando los despachara
que Reclusos están, parte de ellos en Mo
nesterios y arto se quexan atribuyendo
que en temido y el no dexarles yr ahora
fuera, por horden mayor les e enco
mendado que los despachasen, pues no con
viene que anden por aca mucho tiempo
y parese no debe de haver mucho que
hazer con ellos en la inquisición siendo:
moros y tan antigua la eregia de su Reyna
y nación será, Vuestra Merced servido deber si
peica de semejantes prisiones convendrá
tratar con el consejo de inquisición que de
alguna horden a los inquisidores deste
Reyno.

Virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La navegación a vapor en Campeche durante el siglo XIX


Por Víctor Alfonso Medina Lugo

La Península de Yucatán se caracterizó por su aislamiento a lo largo del período colonial, e incluso entrado el siglo XX, ya que la selva y el terreno pantanoso de la zona sur impedían un contacto directo por tierra con el centro de México, por lo que su comunicación con el exterior se llevó a cabo vía marítima a través del muelle de San Francisco de Campeche principalmente, y otros puertos como Sisal, Champotón, Río Lagartos y Bacalar, entre otros, situados a lo largo de la costa peninsular.
Con los avances en la industria náutica a lo largo del siglo XIX, los medios de comunicación marítimos se fueron haciendo mucho más eficientes al introducirse los adelantos tecnológicos como la máquina de vapor, lo que motivó que los barcos dejaron de depender tanto de los vientos como de las corrientes marítimas. Así, para el año de 1818 se construyó en astilleros norteamericanos el SS “Savannah”, un barco híbrido que combinaba el sistema de velas con un motor de vapor y cuyo objetivo era ser la primera embarcación en cruzar el Atlántico, lo cual logró en apenas 27 días.
No hubo que esperar demasiado para que otros constructores de naves imitaran la hazaña, así aparecieron los vapores ingleses HMS Sirius y HMS Great Western que viajan exitosamente hasta Nueva York, en el año de 1839. De este modo se consolida la comunicación con otras regiones y se fundan compañías como la Royal Mail Steam Packet Company, que ganó un contrato para transportar correo cada quince días uniendo a Barbados, Granada, las Islas Vírgenes Danesas, Haití, Cuba y México, además de servicios de enlace de varios puertos de la América continental.
Pero a pesar que la tecnología náutica avanzó a pasos agigantados, se seguían enfrentando a los mismos temores de siempre; asaltantes, inclemencias del tiempo y la geografía marítima.
Uno de los más temidos obstáculos que hicieron frente las embarcaciones que cruzaron por la península de Yucatán, fue Arrecife Alacranes, ubicado al norte de la península y el cual cobró victimas desde la época colonial, apareciendo ya en la cartografía del siglo XVI debido a su peligrosidad para las naves.
Aún en el siglo XIX siguió causando desastres, los cuales no fueron ajenos a los vapores de la Royal Mail Steam Packet Company, pues su vapor Tweed naufragó fatalmente en estos arrecifes en 1847, arrastrando consigo 120 vidas, acontecimiento que se repitió dos años más tarde, en 1849 con el HMS Forth, aunque en esa ocasión no hubieron pérdidas humanas.
Los vapores correo fueron embarcaciones que se encargaban del transporte de correspondencia, además del tránsito de mercancías y pasajeros entre los diversos puertos.
Una embarcación muy conocida para los campechanos de la época era el Campechano, un vapor correo que daba servicio de Progreso a Veracruz y ocasionalmente a San Juan Bautista (Tabasco), haciendo escalas en Celestún, Campeche, Champotón, Laguna y Frontera. Su itinerario era publicado en los periódicos de la época, especialmente en El Reproductor Campechano. Esta embarcación fue construida con fondos de la familia Baranda y la compañía que la tenía a su cargo era Vapor Correo Nacional Campechano.
Otras embarcaciones nacionales de la misma temporalidad eran el Tampico, y el México. Todos estos navíos se encargaron de transportar tanto a personas como a mercancías a todo lo largo de las costas del Golfo de México. Otras líneas postales marítimas que transitaban en México fueron la Compañía Trasatlántica Mexicana, la cual daba un servicio mensual entre Veracruz y Liverpool haciendo escalas en Progreso, La Habana y puertos de España y Francia. La Compañía de Vapores Correos de F. Alexandre & Sons que proporcionó un servicio semanal entre Veracruz, La Habana y Nueva York, con escalas en Frontera, Campeche y Progreso, llegando a tocar en ocasiones los puertos de Tuxpan y Tampico, esta empresa hacía conexión con los vapores de la Empresa Bulnes Hermanos, la cual daba servicio entre San Juan Bautista y Frontera.
Estas sociedades hacían sus anuncios en los periódicos de la época, especialmente en los de variedades. A través de estos periódicos no solo es posible conocer qué barcos arribaban y a qué compañías pertenecían sino también los productos que mercantilizaban pues a los comercios les gustaba anunciar con bombo y platillo las grandes novedades que recibían en sus tiendas. Así, en las tiendas campechanas era posible encontrar desde cervezas alemanas, vinos franceses, telas de Medio Oriente y medicamentos de todas partes del mundo.
Las embarcaciones no se limitaban de forma exclusiva al transporte de correspondencia, pues como sus mismos anuncios señalaban: “se recibe carga, pasajeros y correspondencia franca”. A través de ellos se movían por los mares los recursos y productos de la región, además de sus habitantes. En un anuncio del 14 de octubre de 1888, El Reproductor Campechano informó los precios de la New-York And Cuba Mail Steamship Company, donde se aprecia que las cargas comunes de Campeche a Nueva York eran el henequén, los cueros de res, el palo de tinte y las pieles de venado, mientras que los fletes de Nueva York a Campeche eran de madera de construcción, cerveza, ganado, vegetales y frutas, grasa y cimiento para las construcciones.
El viaje de Progreso a Campeche tomaba aproximadamente 3 días, dedicándose un día a permanecer en el puerto, mientras que el recorrido hacia Veracruz desde el puerto campechano tomaba cerca de 20 días ida y vuelta. De todas las compañías la que frecuentemente tenía variaciones en sus salidas y entradas era el Vapor Correo Nacional El Campechano, mientras que las líneas americanas presentaban pocas anomalías en sus servicios.
Para el año de 1890 entró en servicio en la península, la línea de vapores españoles Compañía Transatlántica Española, tocando los puertos Nueva York, Habana y Progreso antes de llegar a Campeche, y de aquí partía hacia Frontera y Veracruz. Su principal embarcación fue el vapor “Habana”.
Los vapores de esta época no eran en su totalidad de metal, sino que se combinaban estructuras metálicas con madera, fueron los avances en la metalurgia de finales de siglo los que permitieron la construcción de barcos de hierro y posteriormente de acero, provocando que los cascos se fueran haciendo más sólidos y ligeros. Se les conoce como vapor de ruedas ya que llevaba unas ruedas con paletas colocadas normalmente a ambos lados del casco o en ocasiones en la popa, y la propulsión no dependía sólo de las calderas ya que llevaban mástiles con velas, especialmente los que se dedicaron a las travesías transoceánicas.
El declive de estos vapores llegó en el año de 1897, cuando Robert Diesel inventó el motor que lleva su nombre, y se basaba en la combustión interna de un combustible fósil derivado del petróleo, lo cual agilizó mucho más las travesías, además que economizó los espacios al no tener que transportar los enormes volúmenes de leña que requerían los otros motores.

En la actualidad se conservan muy pocos vapores en el mundo y los que existen son empleados con fines turísticos y recreativos, pues como medio de transporte han sido superados. Estas embarcaciones que surcaron los mares del golfo no dejan de ser parte importante de nuestra historia, especialmente de la Península de Yucatán, en cuyas profundidades descansan aun varias de estas naves esperando ser rescatadas del olvido para colaborar en la reconstrucción de nuestro pasado económico y comercial.

jueves, 23 de mayo de 2013

A manera de presentación

Aunque no se trata de la primera publicación que se realiza en el blog, sí se trata de un nuevo momento en el que intento dedicarle más tiempo a la redacción de artículos.
Y como bien dicen por ahí, "más vale tarde que nunca", explicaré un poco el qué son los Jardines de Lorien y el por qué lo elegí para nombre de esta página.

Dentro del gran universo imaginario del escritor J. R. R. Tolkien, existe una región, la más hermosa de Amán, al sur de Valinor, conocida como los Jardines de Lorien, este nombre se encuentra en lengua quenya y significa "tierra de los sueños.
Este lugar se encuentra gobernado por el vala Irmo, el dador de sueños y visiones, quien habita la región en compañía de su esposa Estë, la curadora. En este lugar llegan las almas agobiadas y mermadas para descansar de las penas del vivir y es tan grande el poder de sus gobernantes para la sanación que incluso sus hermanos valar los visitan a menudo.
Otro lugar que se conoció con el mismo nombre era la región de la Tierra Media gobernada por la señora Galadriel con su esposo Celeborn, conocido como Lothlórien o Lorien, y era el reino élfico más hermoso que quedaba en la Tierra Media al llegar la Tercera Edad del Sol.

Así pues, con esta breve descripción del nombre creo que queda muy claro el por qué de la elección. Sin pretender grandes cosas, la intención de este blog es crear un espacio de distracción y pensamiento, en el que los lectores puedan hacer a un lado por un rato de las penas del vivir y acercarse a otros espacios, otros tiempos y otras sociedades, aprender y crecer en su conocimiento. Si sucede de esta manera, me podré dar por satisfecho.

La invitación para la colaboración está abierta, siéntanse libres de mandar sus publicaciones para compartirlas en el blog.

martes, 21 de mayo de 2013

La industria cocotera en la finca “Las Palmas” de Sabancuy. 1924-1979


Es poco lo que se ha estudiado de las diferentes industrias que desarrollaron al estado de Campeche, la mayoría de los trabajos se centran únicamente en las industrias camaronera y petrolera. Sin embargo, durante muchos años el negocio de la copra sirvió de motor económico en la región costera de Sabancuy, considerada una actividad con su propia dinámica.

La villa de Sabancuy se encuentra ubicada en el municipio de Carmen, al suroeste del estado de Campeche. Para principios del siglo XX, la población aproximada en ella era menor a los 3000 habitantes, los ejidatarios sumaban alrededor de 100 y otros 50 se dedicaban a la ganadería. A unos 12 km de distancia de la villa se encuentra la que fuera la principal finca cocotera de la región durante muchos años, Las Palmas.

Los años de mayor auge de la finca datan de 1924 a 1979, período en que tuvo como administrador a don Pablo Novelo, quien consolida el negocio propiedad de don David Selem, hasta su retiro por motivos de salud. Aunque las Palmas era la principal productora de copra, hay que aclarar que no era la única en la región.

La copra, única producción de exportación en Las Palmas, se relaciona con la extracción de la pulpa seca del coco y su nombre se deriva de la palabra en malayalam (idioma oficial del estado de Kerala en la costa sur de la India) koppara que significa coco seco.

El aceite de coco se extrae rallando la copra e hirviéndola después en agua. Ésta fue desarrollada como un producto comercial por los mercaderes de los mares del sur y del centro de Asia hacia 1860. En la actualidad se obtiene en fábricas especializadas que lo extraen mediantes prensas mecánicas o por medio de solventes. Con las primeras se obtiene un 60% de éste y un residuo llamado pasta de coco, que es un alimento muy nutritivo para el ganado vacuno, principalmente lechero. Se procesa para quitarle la acidez y el color y se usa principalmente para fabricar jabones. Hidrogenado, se usa como manteca en panaderías, chocolate, rellenos de galletas e inclusive en leche en polvo y quesos, además, en una cantidad considerable de alimentos.

Existen aún personas relacionadas con esta finca cocotera a las cuales se les puede entrevistar para conocer aún más, entre ellos conviene destacar a don José Novelo, hijo del ex administrador Pablo Novelo y quien también fuera administrador un par de años, en los años 90´s; así como don Sebastián, quien fuera el estufero de la finca y continua viviendo dentro de ella como vigilante.

Al iniciar el siglo XX Sabancuy se convirtió en un importante “lugar de paso”, tanto de personas como de cargas que se transportaban a Ciudad del Carmen proveniente de las selvas de Candelaria, Mamantel y Guatemala.

Pasada la Revolución Mexicana, fueron liberados los peones de las fincas y aunque muchas haciendas se abandonaron; otras se transformaron en pequeñas comunidades y los trabajadores se convirtieron en pobladores y en ocasiones incluso trabajaron para los anteriores propietarios, aunque esto se daba bajo nuevas condiciones laborales y de vida. Este podría considerarse el caso de Las Palmas.

Una vez que terminó esta etapa, en Sabancuy se reanudaron las actividades agrícolas, principalmente el maíz y la copra. Sin embargo, uno de los principales problemas para la producción económica era lo difícil de las comunicaciones, aunque en el caso del negocio de Las Palmas, se tenían embarcaciones que recorrían rutas locales, incluyendo a Campeche, Champotón y Carmen, nacionales hacia Veracruz, Tabasco y Yucatán, e incluso internacionales, en el caso de Cuba y Estados Unidos.

La industria cocotera en la región inicio desde los años 20 del siglo XX, aunque su auge será hasta llegados los años sesenta y ochenta. El principal destino que se le dio a la producción durante los años de apogeo en esta zona fue el uso industrial, que a finales de los ochenta se llevaba a cabo en una fábrica de coco rallado llamada “La Cococo”, que se encontraba ubicada a la altura de la finca Las Palmas. 

En las últimas décadas del siglo se inicia la decadencia de la industria, tanto por causas externas, como fue el caso del amarillamiento del coco en 1990 y los nuevos materiales que reemplazaron al coco en los procesos industriales; como internas en el caso de una mala administración, según los testigos, que tuvo don Rubén cuando le tocó hacerse cargo de la finca al salir don Pablo. Las jornadas laborales consistían en ocho horas diarias, tiempo en que se producían cerca de cincuenta mil cocos los cuales se vendían en exclusivo al extranjero durante la primera mitad del siglo. Estas ventas las llevaban a cabo en tres grandes embarcaciones, que eran el “Ciudad del Carmen”, el “Don Paco” y el “José Ángel”, propiedad del empresario carmelita Isaac Sosa, pudiendo cargar cada uno en sus bajeles, pedidos que iban desde los 200 hasta los 1000 sacos (cada saco con 100 cocos). 

El proceso de  carga de los barcos tomaba día y medio y la llevaban a cabo los hombres solteros trabajadores de la hacienda. Por la poca profundidad de la costa, los barcos no podían acercarse, por lo que con la ayuda de  un chalán (pequeña embarcación plana que se usa para cargas) y un cayuco se acercaban a los barcos.

Las ganancias mensuales del negocio se estimaban en 150 mil pesos, algo bastante elevado para la época, y por ello, los trabajadores de aquí se encontraban entre los mejor pagados de la zona y los que contaban con la mejor calidad de vida. Según la ley, el jornal estaba establecido en $3.50, el cual se cumplía sin ningún problema con todas personas cada sábado sin falta, en el que les entregaban $21, los cuales podían guardar ya que gran parte de las necesidades las cubrían con su producción en el solar que tenían asignados, por lo que los gastos eran mínimos Inclusive la gente recuerda que los dueños fueron muy considerados, apadrinaron muchos de los nacimientos del lugar, les organizaban fiestas en días especiales, sus visitas (en intervalos aproximados de dos meses) eran días en que el trabajo se perdonaba y se hacían grandes comidas en su honor, incluso, ya en los últimos años de estudio, mandaron construir una pequeña, pero muy hermosa, capilla, y se encargaban de que el párroco de Sabancuy les diera los oficios correspondientes.

Fuentes consultadas:
Álvarez Aguilar, Luis Fernando. 2006. Sabancuy: del esplendor mesoamericano a los tiempos modernos. Universidad Autónoma del Carmen. Campeche. Campeche, México.
Wikipedia. Copra. Recuperado 20 de diciembre de 2012. http://es.wikipedia.org/wiki/Copra